viernes, 1 de abril de 2011

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Un inmenso silencio se exaltaba condecorado frente las puertas del balcón. Un sol mañanero era una premonición que el día, sería tan tranquilo como la noche anterior. Una noche de creencias perdidas, y de esfuerzos por mantener algo muerto hace tiempo, exhalándole vida para poder mantener una línea, aunque sea plana, pero las fuerzas desisten, y las ganas de continuar desaparecen, haciendo que todo lo vivido, sea un recuerdo...


Sobre la orilla inmensa, de la fría nieve, la luna ilumina como el contagio de una llama, creando un camino que da un paso tras otro, hay que apreciar esto.

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